Iglesia Colegial de San Bartolomé
Más conocida como «La Colegiata», se construyó sobre la antigua parroquia visigótica del siglo V. A instancias del I Marqués de Villena, D. Juan Pacheco. Fue instituida como colegiata por el Papa Pío II en 1.459, según la Bula del Concilio de Basilea en 1.436. Esto supone que existe un Cabildo, presidido por un Prior, llegando a 32 entre canónigos y prebendados que lo componían. De planta de tres naves amplias y de severa magnificencia, con cuatro tramos que separan gruesos pilares redondos, soportando arcos apuntados y bóvedas de crucería. La piedad y devoción de las familias nobles de Belmonte, fue agregando capillas en las naves laterales, dotándolas de altares, rejas, imágenes, etc. En esta joya incomparable de estilo gótico, se puso en juego el sentido religioso y cristiano de un pueblo en una maravillosa sinfonía de cinceles y martillos, gubias y bujardas, pinceles y paletas, agujas y sedas, que empiezan en el S. XV y terminan después del S. XVIII, y así salió ella, esbelta, grandiosa, sublime, imponente, «para que (según la Bula del Concilio de Basilea de 1436), sea digna de la Gloria a Dios y del Bienaventurado San Bartolomé Apóstol a quien está dedicada».
La Colegiata situada en el barrio alto de la Villa de Belmonte, dentro del recinto amurallado, guarda la riqueza de la fe y religiosidad de un pueblo hecho historia y arte, durante más de cinco siglos.
La puerta del Sol, orientada al medio día está flanqueada por dos pináculos góticos, el hueco de la puerta es un arco rebajado e inscrito dentro de otro trilobulado del gótico florido. El tímpano fue transformado en el S. XVI adosando elementos platerescos en su decoración. Entre los escudos heráldicos de los Marqueses de Villena se abrió un ventanal en forma de óvulo en 1614.
La puerta de los Perdones, es la de poniente, en la que dos arcos germinados y rebajados se cobijan bajo otro ligeramente apuntado, en cuyo tímpano y sobre el parteluz, aparece la figura de San Bartolomé, queriendo otorgar el perdón a los penitentes en los días penitenciales de la antigua disciplina.
De las estancias más destacables de la Colegiata, está el Coro, (de Egas Cueman y Hanequín de Bruselas en 1454), la Capilla de la Anunciación, (capilla de la familia de Fray Luis de León), Capilla de S. Pedro y S. Pablo, Capilla Mayor, Capilla de Santiago o la Capilla de Bautismo.
Todo esto realizado por los mejores artesanos de la época. Por ejemplo, arquitectos tan importantes como Juan de Homa, los hermanos Eguas Cueman y Hanequín de Bruselas, Esteban Jamete, Francisco de Luna o Andrés de Valdelvira. La gran maestría de artesanos, en retablos como Diego de Tiedra, o Juan de Borgoña. Pintores tan reconocidos como Bartolomé Matarana, Luis Morales «El Divino», García Salmerón o Alonso Cano. Rejeros como Hernando de Arenas, Juan Francés o Esteban Lemosín. Todos estos importantes artesanos y artistas trabajaron en la ejecución de la Colegiata, desplegando su gran maestría e imaginación.
La Colegiata de Belmonte es Monumento Nacional desde el 27 de Julio de 1.943.
Tras el Castillo, la visita más sugestiva que Belmonte brinda al visitante es, sin duda, la Colegiata, que bañada en el oro del sol de más de cinco siglos, guarda toda la riqueza de su fe y religiosidad hecha historia y arte.
Horarios:
– De Abril a Octubre, de 11:00 a 14:00 y de 16:30 a 19:30h. Domingo por la tarde de 16:30 a 19:30.
– De Noviembre a Marzo, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:30h. Domingo por la tarde de 16:00 a 18:30.
Lunes: Cerrado, salvo festivos.
Domingos: Por la mañana no hay visitas.
*Fuente: Web Oficial de Turismo de Castilla-La Mancha